lunes, 23 de mayo de 2011

No vi ni un pájaro en la montaña

Las mamparas chocan
Se golpea el aluminio y el cristal
Uno contra otro
Como los cuerpos se golpean cuando se perturban

Se desploman en medio
De un soplido que recuerda
Al de un dios de mal genio
Resoplando un huracán
Sobre barcas de bambú y bambula
Un dios que ha olvidado que es un dios
Por un instante
Veo chocar delante de mí
Estas mamparas
Su resistencia al viento
La mano que se aferra al marco de la puerta
Mientras tiran del resto del cuerpo
Y la carne
Es chicle
La violencia entre ellas
Que parecen tener cara
Enfado y malestar
Y durante un largo minuto
Me quedo allí quieta
Las mamparas, mis emociones, yo
Descubro un placer latente en mí
Proyectado en lo que veo
Y me asusto en un primer instante
Como un conejo ante una cocina
Parece que no deseo que me agrade la violencia
Y sin embargo
Ahí estoy
Casi disfrutando de ella
Al final no la dejaré ser del todo
La agarro por los piés
Que no se me lleve el viento a mí también
Ni a mí con ella
Inmediatamente pienso
En moras salvajes
y deseo intensamente
tener pies de lobo
y cara de ratón salvaje

Ave de presa y presa
en el mismo cuerpo
y sobre todo
ser más fuerte
y no sentir el peso de las páginas pasadas
como si fueran páginas macizas labradas  en roca

pasar en papel



No hay comentarios:

Publicar un comentario